Saturday, October 8, 2011

AMOR Y DESAMOR

Separados


                            El reparto de bienes tras el divorcio







La Comisión Europea ha abierto una consulta pública para identificar las dificultades existentes en lo que se refiere a la legislación aplicable, la competencia y el reconocimiento en materia de derechos patrimoniales en los divorcios, separaciones de matrimonios y parejas de hecho.

El divorcio más rápido y económico

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El divorcio más rápido y económico
La mediación familiar es un sistema de resolución de conflictos familiares donde se ahorra tiempo y dinero. Este procedimiento permite alcanzar acuerdos de tipo económico, patrimonial y de custodia en una pareja.
¿Cuáles pueden ser los motivos del divorcio?
El mediador familiar suele ser un abogado, un psicólogo o un asistente social, pero en cualquiera de los casos tiene la formación legal adecuada para este tipo de situaciones. Actúa como persona neutral que busca el equilibrio entre las dos partes para proteger la situación de los hijos y ayuda a los interesados a encontrar un acuerdo que responda a sus intereses y necesidades (especialmente a los de estos hijos) lejos de los tribunales. De esta forma se minimiza el daño de la ruptura en éstos.
En la mediación familiar se facilita el diálogo y la comunicación para evitar sacar los trapos sucios tratando los aspectos emocionales y morales, y se enseña a negociar para los futuros acuerdos que deba tratar la pareja.
Evitar el sistema judicial
Puede realizarse paralelamente al sistema judicial o incluso evitarlo. Esto significa que el ahorro de tiempo y dinero es muy considerable.
El precio varía en función de la renta de las personas, pudiendo incluso llegar a ser gratuito y la duración suele ser de unas seis a ocho sesiones en el plazo de unos tres meses. A parte de este impresionante abaratamiento en los costes de tiempo, dinero y malestar emocional, otra de las ventajas es que el incumplimiento de los acuerdos consensuados se reduce al 5%, siendo inmensamente mayor (alrededor del 80%) en los procesos judiciales.

                   ¿Cuáles son las reacciones de los hijos ante un divorcio?

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                                              ¿Cuáles son las reacciones de los hijos ante un divorcio?
El apoyo emocional es esencial en el desarrollo emocional de un hijo. No es tan importante el que ambos progenitores se encuentren en casa como la calidad de la relación que se desarrolle entre ellos.
Los motivos de una separación
No es extraño el hallar casos en los que los hijos se encuentran mucho mejor emocionalmente una vez que sus padres se han separado. Si su relación con ellos era adecuada, pero tenían que soportar las continuas disputas entre ellos dos, el ambiente de la separación va a eliminar esa circunstancia dañina.
El grado de dificultad del divorcio
Si la hostilidad que se ha desarrollado durante el divorcio ha sido grande, el hijo va a desarrollar mayor temor y enfado, su bienestar va a disminuir.
La adaptación posterior va a ser más complicada debido a la inseguridad creada, sobre todo cuando su vulnerabilidad se acrecienta debido a las continuas riñas por su custodia y manutención. Si además se ve obligado a elegir entre uno de los progenitores, la situación se agrava.
Los cambios en su rutina diaria
La adaptación a su nueva vida como hijo de divorciados será más fácil si se conserva intacto el resto de su vida. Los cambios de vivienda, de ciudad, de escuela, de normas, de amigos…van a ser otras fuentes de estrés que van a actuar muy negativamente en su ajuste a la nueva situación.
Es necesario que los padres se conciencien de este hecho por el bienestar de su hijo.

                                   ¿Por qué nos divorciamos?


Por lo general existe un distanciamiento emocional progresivo que culmina con el hecho del divorcio. También puede existir algún caso en el que algún detonante (por ejemplo una infidelidad), lo precipite, pero suele ser poco común si la pareja goza de una buena relación
¡Conoce los motivos del divorcio!
La mayoría de los cónyuges recuerdan la última etapa de su matrimonio como infeliz y, en la mayoría de los casos, es la mujer la que se decide a proponer un fin para este malestar.
Tanto en las parejas jóvenes como en las adultas la decisión se toma porque se busca algo más en la relación que no se encuentra. La separación parece lo más indicado a esta situación desdichada. Muchas de estas expectativas no cumplidas se deben a la mala información que sobre el matrimonio existe o se pretende dar, tanto a nivel religioso, como social como de una pretendida autorealización personal. La comparación con la realidad pone de manifiesto tales diferencias.
En el caso de las personas adultas cuyos hijos ya se han independizado, el hecho de no tener que “mantener” la estructura familiar les da vía libre para tomar la decisión de la ruptura si su relación no era buena. No sienten ninguna atracción por pasar el resto de sus vidas juntos y creen la separación lo más conveniente.

Parejas de corta duración: Romper una relación sin matrimonio


Dar fin a una relación íntima es doloroso en cualquier caso, pero está demostrado que el hacerlo antes de llevarse a cabo el matrimonio es menos problemático.
El divorcio, una oportunidad para ser feliz
Las parejas que rompen y no están casadas tienen una serie de características frente a las que permanecen juntas: presentan más diferencias en sus aspiraciones educativas, en su edad, inteligencia y atractivo físico, además una de las partes tendía a estar más enamorada de la otra frente a el mayor equilibrio existente en las parejas que permanecían juntas.
Una fuente de problemas que puede detonar la ruptura es la diferencia respecto a los planes para el futuro (cambiar de vivienda, dónde pasar las vacaciones). En este tipo de relaciones el deseo de ruptura casi nunca es mutuo y suelen tomarlo las mujeres, que son más capaces de tomar esta decisión aunque sean la parte más comprometida y que también aceptan mejor el ser rechazadas por sus parejas cuando éstas lo hacen. Su mayor aprendizaje en el terreno emocional puede que sea la causa de estar más preparadas para este tipo de dificultades.

                       El divorcio, una oportunidad para ser feliz


El divorcio supone expectativas frustradas y el fin de un proyecto en común, pero también puede ser encarado como una oportunidad de renovarse y volver a ser feliz.
Para el el psicólogo José Manuel Aguilar, “Mucho ha cambiado en las relaciones familiares de la generación actual”, en la que la aceptación del divorcio está generalizada, “como en todo hecho social, eso requiere un aprendizaje”.
Para este psicólogo clínico y forense, las parejas en España “se divorcian muy mal en varios casos”, y los daños emocionales pueden ser intensos.
Su libro de reciente publicación, sirve de guía para que el matrimonio roto encuentre una salida beneficiosa a un problema complejo, además de ofrecer orientaciones a familiares, educadores, psicólogos y abogados, puesto que un divorcio involucra a varios actores.
“Se plantea como un tema de pareja, pero afecta a todos, así que la familia, por ejemplo, puede ser fundamental para ayudarles, al ofrecerles apoyo y comprensión sin ponerlos a unos contra otros”, señaló.
Aguilar aborda los aspectos legales del divorcio -como la custodia de los hijos- y su perspectiva emocional, usando el ejemplo real de cuatro ex matrimonios, cada uno con características bien diferentes y representativas.
“No es lo mismo un divorcio de una pareja con niños que el de una pareja con hijos adolescentes o sin hijos, así como es diferente una separación motivada por el fin del amor, de otra que lo es por una traición”, dijo el autor, al destacar que cada lector se puede ver reflejado en la obra y constatar que comparte las dudas de otras personas.
Para él, el error más grande de los padres divorciados es convertir a sus hijos en confidentes: “Ése es un papel que no les corresponde, los implica directamente en un problema que es de la pareja y resulta en ponerlos en contra del ex cónyug

                                              Los hijos ante el divorcio


El divorcio significa para un hijo, en primer lugar, la dificultad de poder tener acceso directo a sus padres. Durante la primera etapa este acceso también se reduce debido a los propios problemas emocionales de los padres.
La comunicación no suele ser demasiado directa y al ver que uno de sus progenitores abandona el hogar paterno-materno, tienden a preguntarse si el otro también les abandonará.
Sus sentimientos son confusos, de tristeza, se sienten enfadados con sus padres e incluso con ellos mismos, pues a veces se culpan de la separación y piensan no haber actuado como deberían. En ocasiones demuestran un comportamiento ejemplar con la esperanza de que los padres se reconcilien. Ante estas situaciones hay que explicar claramente que la causa del divorcio está en los padres y que éste es definitivo.
Mientras se ultima el divorcio y después de éste, las relaciones del hijo con los padres cambia y se desvinculan afectivamente; no se encuentran en condiciones de ser comunicativos ni cariñosos y a veces controlan poco sus actos. Esto resulta especialmente llamativo cuando los padres lloran en sus hombros, compiten por su custodia e incluso llegan hasta el soborno (emocional o mediante regalos).
Otra característica habitual es su rechazo frente a las nuevas relaciones de pareja que puedan entablar sus padres. Si su edad no es muy corta, pueden verse a sí mismos como el nuevo “hombre o mujer de la casa” y protector del cónyuge con el que viven (sobre todo en el caso de que éste sea la madre). La aparición de una tercera persona despierta en ellos la rivalidad y su comportamiento para con él/ella, puede ser muy hostil.

            ¿Te divorcias?, monta una fiesta


El divorcio se ha convertido en un buen momento para hacer una fiesta, al menos en Estados Unidos, donde cada vez son más los que optan por celebrar el amargo trago de la separación conyugal.
Jenny Kuehneman es una divorciada convertida en organizadora de eventos lúdicos que incluyen, cómo no, fiestas para mujeres que como ella han sufrido los sinsabores de una separación. “Es como una especie de clausura”, dijo la empresaria de Milwaukee (Wisconsin), quien insistió en que esas fiestas “no son una celebración del divorcio, sino una ocasión para reunir a los amigos y buscar apoyo en momentos difíciles”.
Posh Entertainment Group, su empresa, ofrece a la homenajeada y sus amigas servicios de belleza a domicilio el día de la fiesta y una “excursión”, con cita a ciegas incluida, a algún club nocturno.
Kuehneman y sus fiestas desesperan a la derecha religiosa de Estados Unidos, que asiste con horror a la paulatina desintegración del núcleo familiar reflejada en unos índices de divorcio que rondan el 50 por ciento. Expertos del mundo académico critican también que una experiencia tan trágica se tome a la ligera. “Creo que la idea de la celebración es simplemente terrible”, dijo a Efe David Popenoe, director del Proyecto Nacional sobre el Matrimonio de la Universidad de Rutgers (New Jersey), que estudia tendencias relacionadas con ese tipo de unión en todo el mundo.
Para Popenoe, el hecho de que se celebre “convierte en positiva una experiencia dramática que resulta especialmente devastadora si hay niños por medio”. Reena Sommer, una psicóloga de Texas y autora del libro “How to End a Marriage” (Cómo terminar un matrimonio), no cree que la cosa sea para tanto.
La terapeuta asegura que “el divorcio es diferente para todo el mundo, pero supone un cambio y es importante reconocerlo, ya sea comprándose una tele nueva, pintando la pared de otro color o planeando una fiesta”. Para Charlotte Eulette, directora de Celebrant, una compañía que ofrece maestros de ceremonias para todo tipo de eventos, lo importante es sacudirse la pena de encima y volverse a sentir bien con uno mismo.
A Eulette, que se considera “una superviviente” del divorcio, no le gusta la palabra celebración y prefiere hablar de “ceremonias”, como la que organizó recientemente para una clienta que, tras un conflictivo matrimonio, “había perdido la sensación de sensualidad”. La responsable de Celebrant recuerda que el objetivo de ese evento fue ayudar a la anfitriona a recuperar su feminidad.
Dan Courvette, editor de la revista “Divorce Magazine”, una publicación semestral que se distribuye en Canadá y EEUU, considera que “es mejor organizar una fiesta que acumular resentimiento”. El directivo pronostica que el número de matrimonios seguirá disminuyendo en todo el mundo en los próximos años y que aumentará el de parejas que conviven bajo el mismo techo sin casarse. “En Canadá acabamos de tener un caso en el que un juez dictaminó que el marido era responsable de mantener a su esposa porque ésta era incapaz de encontrar un trabajo a raíz del desgaste emocional del divorcio”, declaró Courvette.
Casos como ese recuerdan, según Courvette, que el matrimonio lleva aparejada “una responsabilidad” y que la carga de poner fin a esa unión es cada vez mayor. Aun así, el editor dice que “el matrimonio tiene sus altibajos”, y señala que un enlace idílico como el que tuvo lugar hace una década entre el príncipe Carlos de Inglaterra y Diana de Gales podría hacer que la maltrecha institución matrimonial resurja de sus cenizas.

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